Hablemos de webcomics

Nunca habíamos disfrutado tanto de los cómics como en esta época. La ausencia del papel, que ha resultado poco productiva para el entorno de la literatura y el libro tradicional, al no aportar demasiado valor a la experiencia lectora, ha resultado de lo más estimulante para el mundo de las

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Nunca habíamos disfrutado tanto de los cómics como en esta época. La ausencia del papel, que ha resultado poco productiva para el entorno de la literatura y el libro tradicional, al no aportar demasiado valor a la experiencia lectora, ha resultado de lo más estimulante para el mundo de las viñetas.

La historia de los cómics digitales es casi tan antigua como la propia Internet. En 1992 Hans Bjordhal publicó Where the Buffalos Roam, la primera experiencia en este campo. A lo largo de la última década del siglo, los cómics digitales empezaron a crecer, hasta recibir su aprobación académica gracias al siempre avispado Scott McLoud, que les dedicó un interesante estudio en La revolución de los cómics, allá por 2000.

Hoy en día existen cantidad de herramientas para crear tus propios cómics de manera más o menos profesional, como Motion Artist, Krita, Pixton o Clip Studio paint, mientras que la app Gachaverse triunfa entre adolescentes, que crean sus propias animaciones, a las que añaden música y suben a YouTube.

El cómic digital está en alza. Así se reconoce desde las instituciones norteamericanas. Los premios Eisner conceden un galardón a cómics digitales desde 2005. Lo han ganado autores como Steve Purcell por Sam & Max y el cinematográfico Joss Whedon. Los National comics Award y los Harvey también cuentan con categorías a producciones destinadas a Internet. En España todavía andamos a la zaga. Por ejemplo, el Salón del comic de Barcelona, el más importante de los españoles, no contempla aún la categoría entre sus premios.

El cómic digital ha servido de trampolín tanto a autores primerizos como de refugio para autores consagrados en busca de mayor libertad.

En el primer grupo, podríamos mencionar las obras de Sarah Andersen y a webcómics como XKCD, Dork Tower o the Oatmeal.

En España, Laura Pacheco se dio a conocer con la edición digital de su Let’s Pacheco. Hoy publica en papel con gran éxito. Otros cómics digitales patrios importantes podrían ser los de Moderna de Pueblo, El joven Lovecraft, El vosque, Eh tío o la ya extinta revista Orgullo y satisfacción (2014-2017).

Entre los consagrados en el medio analógico antes que en pantallas, el francés Lewis Trondheim encontró un espacio ilimitado para su serie Les petites riens. Autores españoles como Manel Fontdevila o Bernardo Vergara, que empezaron en papel, viven una difusión inédita como autores de tiras de prensa para el periódico digital El diario.es.

En Internet han prosperado tanto los cómics tradicionales como los más experimentales. El hallazgo más interesante de estos últimos quizá sea su juego con las posibilidades del scroll.

Los webcomics también se prestan, gracias a las redes sociales, a las tendencias y movimientos estacionales, como el Inktober, fiesta del cómic en la que los autores suben y venden obras originales durante el mes de octubre. Algunas, como las de Albert Monteys, se agotan en cuestión de horas.

Otra iniciativa original son los cómics en 24 horas, maratones de creación de historietas rápidas fundado por Scott McLoud antes de la expansión de Internet, en 1990. McLoud ha recopilado muchos cómics de 24 horas en su web. Nat Gertler propuso un día anual para celebrarlo, el 24 de abril, aunque luego la fecha se ha ido modificando, y durante un tiempo se ha hecho en octubre. Algunos participantes de este reto han sido Neil Gaiman, Dave Sim o Erik Larsen.

Quizá la plataforma de webcomics más interesante de la actualidad sea Panel Syndicate, donde puede encontrarse la obra de gran cantidad de autores españoles: Monteys, Niimura, David López, Marcos Martín… Su obra se ofrece para descarga por el precio que uno desee, incluso gratis.

El camino de los webcómics muchas veces lleva a los medios generalistas y a la edición en papel. Un caso interesante es el de la divertidísima autora Quan Zhou y sus historias de Gazpacho Agridulce, que podéis seguir en su Tumblr o Instagram, o comprar su libro en la editorial Astiberri.

En cuanto a nuestro favorito, nos decantamos Darkness, realizado en una sesión de cómics de 24 horas del salón de Angulema por el gran artista Boulet, miembro de un encantador grupo de autores que crearon uno de los mejores webcomics franceses, ya desaparecido, Chicou-chicou. Que lo disfrutéis ;)