Vender aplicaciones web

En 2mdc no sólo "hacemos" páginas web, portales verticales, intranets ... gran parte de nuestro tiempo se dedica a la programación de aplicaciones web. Las aplicaciones web, a pesar de toda la tecnología empaquetada en cada una de ellas, se reducen a un té

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En 2mdc no sólo "hacemos" páginas web, portales verticales, intranets ... gran parte de nuestro tiempo se dedica a la programación de aplicaciones web.

Las aplicaciones web, a pesar de toda la tecnología empaquetada en cada una de ellas, se reducen a un término muy simple más allá de la programación, el código y el diseño: son herramientas para mejorar la productividad. Y comercializarlas (venderlas) es tan importante como crearlas o simplemente todas esas horas dedicadas al duro trabajo de recrear un entorno sobre una arquitectura se traducen en pérdidas económicas que no se pueden, en ocasiones, asumir.

Esta no es una tarea fácil. Miles de empresas con decenas y cientos de miles de desarrolladores de todo el mundo compiten en una carrera desigual por colocar sus herramientas en el mercado con mayor o menor éxito. Hay varios caminos a seguir para vender aplicaciones web, y algunos de ellos, pese a los laureles que se arrojan sobre diferentes tácticas y técnicas de marketing, no funcionan. ¿Por qué?.

El gran secreto
Es fácil que te encuentres campañas de publicidad que usan diferentes aproximaciones a la venta de software con tácticas de todo tipo, desde grandes inversiones al márketing de guerrilla para captar el ondulante mercado del software con un hilo conductor: llamar la atención del cliente potencial y dirigirla a esa aplicación, y si es posible, desplazar a todas las de la competencia.

Vídeos, banners, redes sociales, SEO, SEM ... Internet provee de multitud de herramientas para dar a conocer y/o comercializar tu aplicación. Pero durante los últimos años la industria ha estado olvidando lo más importante a la hora de vender herramientas: su utilidad.

Un departamento de márketing puede acumular adjetivo sobre adjetivo sobre un software (maravilloso, genial, productivo, barato, en algunos casos, premium, en otros) pero en muchas ocasiones no pueden ir mas allá porque en muchas ocasiones no comprenden el producto que están vendiendo. Conocer el producto que vendes y a ser posible, a fondo, es muy importante y todavía lo es más cuando al final, es el comercial o comerciales de la empresa los que salen a la calle en busca de ventas.

La segunda parte de toda esta historia es cómo percibe el cliente el software.

Si realmente hemos diseñado correctamente el software cubriendo las necesidades de un nicho de mercado con las características adecuadas, el cliente "verá" la utilidad del software y automáticamente la encajará en su flujo de trabajo.

Esta es una parte realmente importante en el proceso de la venta, porque si el cliente no es capaz de encajar el software en su proceso productivo mejorándolo, simplemente perderá el interés ... y perderemos una venta.

Esto no quiere decir que un software pueda ofrecer soluciones a problemas que el cliente no sabe que tiene y que nuestra maravillosa pieza de ingeniería le puede solucionar, pero al final, reduciendo cada uno de los términos de la producción - comercialización - venta del proceso a los valores más simples, el punto álgido de toda esta transacción es el momento en el que el cliente "ve" el producto y en centésimas de segundo comprende no sólo dónde lo va a colocar, sino qué beneficios le va a reportar, ya sea en ahorro de tiempo, de costes o mejor, de ambos. Ese es un momento mágico en el que el comprador potencial se convierte en cliente. Y ese momento hay que cultivarlo casi, casi, desde el principio.