La tecnología de Doctor Who

¿Qué tienen en común Steven Spielberg, Bob Dylan, Matt Groening, Amy Winehouse, los Beatles, George Lucas, el biólogo británico Richard Dawkins y la reina Isabel II? Una tremenda afición por Doctor Who. Sí, la serie más longeva de la historia ha cosechado un buen número de fieles (y algún que

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¿Qué tienen en común Steven Spielberg, Bob Dylan, Matt Groening, Amy Winehouse, los Beatles, George Lucas, el biólogo británico Richard Dawkins y la reina Isabel II? Una tremenda afición por Doctor Who.

Sí, la serie más longeva de la historia ha cosechado un buen número de fieles (y algún que otro hater), pero no la traemos aquí por eso, sino por su influencia y capacidad de divulgación en los campos de la ciencia y la tecnología.

Doctor Who es ciencia ficción, claro, y nadie espera encontrarse algún día con una raza alienígena o construir una Tardis en el patio de su casa, pero el entusiasmo que la serie demuestra hacia el progreso científico, provenga o no de mentes humanas, siempre la ha distinguido de otras series del género. El físico de partículas Brian Cox lo abordó hace unos años en una conferencia en Inglaterra y el doctor en ingeniería industrial, y especialista en robótica, Jordi Ojeda hizo lo propio en España.

Veamos algunos de los contenidos científicos y tecnológicos más interesantes de Doctor Who en sus más de cincuenta años de trayectoria.

Gadgets

Hoy en día estamos rodeados de ellos: smartphones, relojes inteligentes, pulseras… Pero el destornillador sónico, la herramienta clásica del Doctor, probablemente fue el primer gadget tecnológico de la televisión (antes del ajedrez holográfico de Star Wars, del dispositivo de edición fotográfica de Blade Runner, de la terrorífica tecnología de Black Mirror), y solo ahora nos damos cuenta de cuánto se ha anticipado a los tiempos. Solo Star Trek, nacida tres años después de Doctor Who, puede considerarse una obra contemporánea a su altura en este sentido.

Robótica

Autómatas, mascotas infantiles, robots soldado, inteligencias artificiales, agentes de seguridad y tráfico, robots de limpieza, de guerra, médicos, sirvientes, clones, replicantes, cyborgsDoctor Who ha tratado casi todas las posibles variaciones de un robot. Y algunas de ellas son ya una realidad, o están a punto de serlo.

Cierto, hubo un tiempo en que K-9, la mascota perruna-robótica del Doctor nos parecía algo tontorrona, pero que se lo digan a todos los que se engancharon hace unos años a los Tamagotchis. Hoy la robótica avanza a un ritmo espectacular, y ya existen robots que atienden al público en hoteles. ¿Hacen falta más pruebas? En 2007, Sony lanzó su primer robot canino, Aibo, y el año pasado se anunció que se estaba preparando una nueva versión con inteligencia artificial y conexión a Internet. ¿A que K-9 ya no parece tan tonto?

Vida extraterrestre

¿Cómo se interpretaban a los extraterrestres antes de Doctor Who? Pues, en su mayoría, como a malvados invasores de Marte que amenazaban la integridad de los terrestres desde sus platillos volantes. Hay notables excepciones, claro, como los pacíficos visitantes de Ultimátum a la tierra, pero no eran lo normal, e incluso en esa película el conflicto sigue siendo puramente bélico, confrontacional.

Doctor Who plantea la posibilidad de entendimiento y colaboración con otras inteligencias. También de discordia, de guerra o de simple indiferencia, de acuerdo, pero la cuestión es esa: para los autores de la serie, la relación con la vida extraterrestre, si la llega a haber, será muy diversa y extremadamente compleja.

Agujeros negros

Hace cincuenta años, los agujeros negros no eran el fenómeno científico estrella de la astronomía o la ciencia ficción.

Estas misteriosas regiones del espacio se empezaron a postular en el siglo XVII, pero no se consideraron como solución a un problema físico hasta 1916, y no se publicó una interpretación sobre ellos hasta 1958.

Hasta los años sesenta, los agujeros negros no eran más que una anécdota. Y fue en un episodio de 1976 cuando se reveló que la fuente de energía de la TARDIS, la máquina del tiempo del Doctor, se hallaba en el núcleo de un agujero negro.

Tuvieron que pasar cuatro años más para que llegara Cosmos, la mayor serie divulgativa científica, de manos de Carl Sagan y doce para Breve historia del tiempo, el primer best-seller de Hawking. En ambas obras los agujeros negros tenían un papel destacado.

Viajes por el tiempo

Porque, en efecto, los viajes en el tiempo son la gran baza de la serie. Ya habían aparecido en películas como La máquina del tiempo (1960), adaptación de H.G. Wells protagonizada por el hitchcockiano Rod Taylor, y quizá en Qué bello es vivir (1946) y Un yanqui en la corte del rey Arturo (1949), aunque estos dos últimos son adaptaciones de cuentos clásicos donde el viaje es más fantástico que científico, y constituyen poco menos que una excusa para desarrollar la trama.

Quizá la única contemporánea de Doctor Who que a la vez es importante como obra cinematográfica y como reflexión científica sea la increíble La Jetée, de Chris Marker (1962). Todas las demás vinieron después: Regreso al futuro, Terminator, Doce monos, Star Trek IV, Los Héroes del tiempo, Primer

Racionalismo

Un poco extraño mencionar este concepto en un artículo sobre una serie de fantasía, pero lo cierto es que, mientras en otras series o películas del género los protagonistas combaten –o padecen- a sus antagonistas, el Doctor y sus acompañantes tratan de comprenderlos, de averiguar qué es lo que pasa, de hallar la razón última de todo. Cierto, por lo general el Doctor se impone, el bien vence al mal, como en toda historia de aventuras, pero nunca se abandonará ese deseo de entender las causas con el que cualquier científico se identifica.

Curiosidad

Y por encima de todo, la curiosidad. A diferencia de otras series de ciencia ficción, donde lo importante es disparar el láser o arrearle al contrario con un sable de luz, el Doctor siente curiosidad y fascinación por lo que desconoce, le gusta lo diferente, lo nuevo, lo desconocido. No es que no haya acción, pero el verdadero motivo de los viajes del Doctor es el amor por el aprendizaje, la experiencia. Un lema que ha estado detrás de las vocaciones de cientos de miles de ingenieros y científicos en el mundo. Gracias a Doctor Who y a ellos por todo lo que nos han dado.