Perdone, ¿de qué me habla usted?

Imagine, por un momento, que quiere establecer para su empresa una estrategia en Internet que incluya diferentes aspectos: desde una web a una estrategia para redes sociales... Incluso busca una forma de aglutinar una comunidad de usuarios que aporten (su) conocimiento sobre los productos y servicios que comercializa. Así que

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Imagine, por un momento, que quiere establecer para su empresa una estrategia en Internet que incluya diferentes aspectos: desde una web a una estrategia para redes sociales... Incluso busca una forma de aglutinar una comunidad de usuarios que aporten (su) conocimiento sobre los productos y servicios que comercializa.

Así que decide encontrar a un profesional que cree un "plan de despliegue" que incluya recomendaciones, consejos y un cronograma con los diferentes hitos a realizar para esta estrategia.

Y esa persona a la que le hemos encargado el desarrollo de nuestro proyecto nos devuelve un informe con un texto similar a este:

Para visualizar modelos de la web 2.0 y facilitar paradigmas globales, debemos objetivizar conectividades de contorno para sinergizar infraestructuras punto-com, lo que nos va a permitir la posibilidad de facilitar mercados de re-posicionamiento cuando es necesario incentivar convergencias de código abierto en un momento en que es crítico el despliegue de redes de colaboración, lo que nos permitirá reformatear soluciones de transición más allá de escalar iniciativas granulares sobre en encapsulamiento de redes de última generación.

Esta iniciativa, que ofrece a su empresa la posibilidad de orquestar paradigmas conceptuales, construir aplicaciones virtuales y favorecer convergencias con interactividad (adoptando servicios electrónicos de tipo plug-and-play), supondrá para su empresa alimentar actuaciones perimetrales y obtener unos beneficios de un 400% sobre indicadores business-to-business.

¿Ha entenido algo?. Si está pensando que sí, simplemente miente. Este párrafo está construido con un generador de verborrea 2.0 y no tiene en absoluto ningún sentido, aunque hay gente que se empeña en hablar así a sus clientes.

Lenguaje técnico
En todos los segmentos de la industria y actividades profesionales hay un idioma propio compuesto por palabras técnicas que los especialistas en la materia son capaces de comprender y evaluar. Los abogados lo tienen, los médicos lo tienen, los ingenieros... y por supuesto, todo aquel relacionado con Internet también lo tiene.

Pero es evidente, y en este caso, mucho más, que el cliente no tiene por qué entender el idioma de Internet y requiere que se le expliquen las cosas de una forma clara y sencilla, adaptada a los conocimientos del público general (o sus propios conocimientos) de forma que todos los pasos, desde el inicio al despliegue y objetivos, queden muy claros.

La claridad de este lenguaje permite al cliente hacer una valoración de si la posible estrategia a seguir es la adecuada a su negocio y lo más importante: poder modificarla para que los objetivos establecidos sean al final rentables y provechosos.

Por eso, si está intentado abrir un camino en Internet con un objetivo claro y sencillo tal como mejorar el rendimiento económico de su actividad, no deje que le impresionen con frases rimbombantes: posiblemente aquella persona o empresa que sea capaz de transmitirle de forma clara y sencilla cuáles son los pasos a seguir obtendrá para usted esos beneficios que espera.

Todo lo demás es liar la madeja para confundirle y al final, clavarle un facturón.