Justicia en Spotify

La pandemia ha resultado especialmente dura para todos los sectores que trabajan de manera presencial, cara al público. Y ahí entra también la cultura y, como parte de ella, la música y sus trabajadores. Los músicos han tenido que cancelar sus giras y actuaciones para centrarse en el negocio del

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Justicia en Spotify

La pandemia ha resultado especialmente dura para todos los sectores que trabajan de manera presencial, cara al público. Y ahí entra también la cultura y, como parte de ella, la música y sus trabajadores. Los músicos han tenido que cancelar sus giras y actuaciones para centrarse en el negocio del disco.

En la distribución digital de música, quien manda hoy en día es Spotify. Y como se ha venido denunciando desde hace tiempo, Spotify es una plataforma muy poco transparente y rentable para los creadores. Para ganar un dólar, una canción tiene que reproducirse 263 veces. A ese ritmo, para pagar el alquiler mensual de un piso de 1,078 dólares se necesitarían 283,684 reproducciones.

La plataforma no parece, además, demasiado solidaria con los artistas, a los cuales les reclamó un mayor ritmo de trabajo. “No puedes lanzar música cada tres o cuatro años y pensar que es suficiente”, dijo Daniel Ek, CEO de la empresa, con unas palabras desde luego muy poco empáticas. Según Ek, los músicos a los que no les va bien son a los que se obstinan en trabajar según el modelo "antiguo". Es decir, que si no te ganas la vida con Spotify es porque no quieres.

La campaña Justicia para Spotify viene a enfrentarse a estas condiciones draconianas que la plataforma está imponiendo. Exigen, entre otras cosas, el pago a los artistas de un centavo por reproducción. Ahora mismo cobran 0.0038 dólares de media. Tienen detrás al sindicato de músicos y trabajadores del sector de Estados Unidos, y ya han conseguido 25,940 firmas, en la fecha en que esto se escribe. Una recogida extraoficial en Change.org, por su parte, va por las 86.000.

Tienen un formulario de apoyo a la campaña en su web y medios especializados como Pitchfork han recogido sus demandas, a las que nosotros también nos unimos. Porque todos queremos trabajar en condiciones dignas.