Internet.org, el nuevo/viejo proyecto de Zuckerberg

Si sigues la trayectoria de Facebook, quizá hayas oído hablar de internet.org, el siguiente paso de Mark Zuckerberg en su plan de “conectar” a la gente. Su objetivo: llevar internet a mil millones de personas. Internet.org es una asociación de Facebook con seis empresas de telefonía móvil, con

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Si sigues la trayectoria de Facebook, quizá hayas oído hablar de internet.org, el siguiente paso de Mark Zuckerberg en su plan de “conectar” a la gente. Su objetivo: llevar internet a mil millones de personas.

Internet.org es una asociación de Facebook con seis empresas de telefonía móvil, con el propósito de acercar la red a todo el planeta mediante estrategias de eficiencia y desarrollo de nuevos negocios de conectividad a internet.

Pero esto no termina de explicarlo. Retrocedamos un poco en el tiempo.

Por un mundo más abierto

Zuckerberg siempre ha reconocido que su misión es hacer este mundo “más abierto”. Posibilidades de conexión planetaria ya habían pasado por su mente, con planes anteriores como Facebook Zero o Facebook Free, que se probó en Paraguay.

Una de las frases más impactantes del emprendedor es que la conectividad es “un derecho humano”.

Esta cita se encuentra en un breve documento en el que el gran visionario de las redes sociales explica su deseo de llevar internet a las dos terceras partes del mundo que no tienen acceso a él. El texto abunda en terminología sociológica, política y de marketing, y reconoce que no es más que un plan muy vago.

Ese ambiguo propósito ya se está concretando. A finales del año pasado se celebró en la India una cumbre mundial, donde varios expertos en nuevas tecnologías debatieron cómo afrontar la tarea.

En todo caso, Zuckerberg no parece dispuesto a esperar un consenso entre países o que un experto le indique nuevos caminos. Países como Kenia, Tanzania, Indonesia y Colombia ya han adoptado el sistema. Paraguay, antigua base de pruebas de Facebook Free podría ser el siguiente país.

Pero, ¿en qué consiste?

Pues en algo bastante más pragmático de lo que parecía.

Internet.org es una web y una app para dispositivos móviles. Una vez instalada y gracias a la red del operador Tigo, que ofrece cobertura en América latina y África, se permite acceder gratis a varios portales, incluyendo Facebook, Wikipedia, la página de igualdad de género Girl Effect o la web de Unicef, entre otras.

Todo ello sin consumir datos… pero por un tiempo limitado de dos meses desde su activación. Durante el período gratuito se pueden visitar otros portales, pero pagando.

Beneficencia o negocio

No todo el mundo ve Internet.org como un gesto altruista. Voces críticas colombianas arguyen que no es más que una prueba, una muestra, una promoción ideada para que los internautas sientan deseo de conocer más y contraten un servicio de internet de pago.

Una gigantesca operación de marketing a nivel global, de la que las operadoras y el propio Facebook saldrán muy beneficiados. Zuckerberg ha declarado en la pasada Mobile World Congress de Barcelona que no estaba interesado en poner publicidad en Internet.org. No le hace falta: si todo sale como planea, su red social contará con mil millones más de usuarios. Un éxito sin precedentes para la compañía.

Al fin y al cabo, la inmensa estructura de internet.org debe monetizarse de alguna manera.

Según otras críticas, internet.org acaba con la neutralidad en la red, el principio por el cual se defiende el acceso libre e igualitario de todos los contenidos para todos los usuarios.

El usuario de internet.org está bastante controlado: un único operador ofrece el servicio (Tigo), una compañía dirige el proyecto (Facebook) y una serie de webs y apps se priorizan en lugar de otras. En las condiciones de servicio de internet.org se especifica que Facebook filtrará a conveniencia a qué páginas se accede. A grandes rasgos, internet.org es más parecido a una televisión que a un internet real.

Esta “discriminación positiva” supone un golpe muy duro para la competencia: ni Google, ni Bing, ni Youtube, por ejemplo, están entre las páginas gratuitas.

El control del acceso es sólo uno de los aspectos de la neutralidad afectados. Facebook registrará a su discreción qué datos de los usuarios le interesa guardar y utilizar. Por si fuera poco, Internet.org no cifra el contenido que se visita o transmite. Un hacker podría rastrearlo todo con facilidad.

No ayudan demasiado declaraciones de Zuckerberg como esta: “El acceso es equivalente a la oportunidad. La neutralidad en la red no debe ser un obstáculo para el acceso. Necesitamos ambas. No es un Internet igualitario si la mayor parte de las personas no pueden participar en él.”

También se ha puesto en duda la ética de que sea una compañía privada y no los estados quien se encargue de ello. Además, si Facebook implanta el modelo en un país e impone unas páginas web a su gusto, se “canibaliza” el mercado, pasando por encima de cualquier regulación nacional y dificultando las iniciativas locales. ¿Podría entenderse internet.org como un nuevo colonialismo? Si te suena muy fuerte, cambia la expresión por “competencia desleal”.

Marketing a lo grande

Quizá no haya que llegar tan lejos, pero sí queda claro que estamos ante una maniobra de promoción de Facebook a escala planetaria. Se ha demostrado que entre el 25 y el 30% de los usuarios que lo prueban, continúan navegando por internet y consumiendo datos después de la “promoción”. Si se alcanza el objetivo de Facebook, esta probabilidad arrojaría unos 250 millones nuevos de usuarios al mercado.

No solo los medios de comunicación y pensadores críticos rechazan la idea. Bill Gates, reconocido filántropo, considera “una broma” el que se priorice el acceso a internet por encima de otras emergencias internacionales como el hambre, la pobreza o las enfermedades. Zuckerberg defiende que gracias a internet uno puede acceder a puestos de trabajo, educación y cultura, y eso sin mencionar posibilidades revolucionarias como la facilidad de unión de los pueblos, como sucedió en la Primavera Árabe.

Nadie niega que eso sea fantástico, pero solo cuando están cubiertas otras necesidades. Seguramente un enfermo de ébola de Uganda o una familia pobre de Haití prefieran solucionar antes otros problemas.

A fin de cuentas, si realmente la conectividad es un derecho humano… ¿no se deberían encargar la ONU, los estados del mundo y las ONGs de ello?

Más información: Gizmodo

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